La canción “El viajero”, del gran Luis Miguel, refleja perfectamente el sentir de los mexicanos sobre nuestro propio país. “México, te llevo en el corazón” es la frase que resume el amor por nuestra patria.
Además de los maizales, los mariachis, la Virgen del Cerrito, el Iztaccíhuatl y todas las maravillas que se celebran en esta canción, México tiene mucho más para ofrecer y conocer. Toda la riqueza de la cultura prehispánica, la belleza de sus pueblos coloniales, la majestuosidad de sus playas, y su cultura y gastronomía no caben en una canción.
Hay tantos rincones mágicos como para escribir un largo poema. Aquí presentamos once de esos lugares impresionantes de México que te dejarán boquiabierto.
1. El Valle de los Monjes (Chihuahua)
En la sierra Tarahumara hay un espectáculo geológico como pocos: en medio de una llanura surgen piedras de color gris claro de hasta sesenta metros de altura. Vistas desde lejos, algunas parecen monjes con túnicas blancas.
El valle es perfecto para senderismo, excursiones y bicicleta de montaña; también para escuchar algunas leyendas sobre cómo se formaron estas enormes rocas.
2. La laguna de los Siete Colores (Quintana Roo)
También conocida como la laguna de Bacalar, es un lugar donde el color azul celeste cobra por completo un nuevo significado. Esta joya escondida en la península de Yucatán es un balneario con siete diferentes tonalidades de azul, que hacen juego con el cielo y contrastan con la vegetación y las cabañas cercanas.
Desde agua cristalina que apenas cubre un poco más arriba de los tobillos hasta profundidades que solo se recomiendan para expertos nadadores, los rayos del sol penetran en las diferentes profundidades y crean los siete colores que dan nombre a esta laguna.
El kayak y el buceo son las actividades preferidas por los visitantes, aunque solo poner los pies en la arena y mirar el paisaje ya es una experiencia inolvidable. Al terminar, vale la pena sentarse a contemplar el paisaje acompañado de unos buenos tragos como Ron Zacapa que, gracias a su sabor, hará de este momento algo inolvidable.
3. El jardín mágico de Xilitla (San Luis Potosí)
En los años sesenta y setenta, el millonario y artista británico Edward James escogió una pequeña zona boscosa de San Luis Potosí para crear su propia versión del jardín del Edén.
Arcos góticos, escaleras que no llevan a ningún lado y esculturas surrealistas, todo hecho en concreto, se combinan armónicamente con un paisaje de cascadas, pozos y mucha vegetación. Casi se puede pensar que todo ha estado allí junto desde siempre.
La fantasía se fusiona con la naturaleza en este lugar que demuestra cómo el hombre puede convivir en armonía con la naturaleza.
4. Playas de sal en Río Lagartos (Yucatán)
Eso de que la vida es “color de rosa” tiene mucho más sentido en las playas del municipio Río Lagartos.
Su alta concentración salina la hace el lugar perfecto para el desarrollo de ciertos microorganismos que, en conjunto con la sal y las halobacterias que se propagan por la rápida evaporación del agua, crean el color rosa de estas playas de fantasía.
A pesar de ser un sitio turístico por excelencia, no hay grandes hoteles ni resorts cercanos; el lugar es una reserva natural que lo hace un verdadero paraíso terrenal.
5. Real de Catorce: un pueblo fantasma (San Luis de Potosí)
El pueblo Real de Catorce parece haberse detenido en el siglo XIX. Este era un pueblo de minería de plata y oro que, tras consumir gran parte de sus canteras, dejó de ser atractivo para la industria.
El pueblo se las arregla para conservar en perfecto estado sus calles empedradas, las casas de estilo colonial y los túneles mineros. A una parte del pueblo se la denomina “fantasma” y está llena de cuentos y leyendas que erizarán la piel a los más creyentes de lo paranormal.
Real de Catorce no es un destino de fiesta y distracción, sino un lugar para relajarse, tomar café o degustar un trago de Ron Zacapa mientras se aprende un poco de la historia de San Luis Potosí en un lugar colonial muy bien conservado.
“Al terminar, vale la pena sentarse a contemplar el paisaje acompañado de unos buenos tragos como Ron Zacapa”
6. Santuario de las Mariposas Monarcas (Michoacán)
La Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca está compuesta por ocho de los doce santuarios que la mariposa monarca utiliza durante su viaje desde Estados Unidos y Canadá hasta México, en su huida del invierno.
De los ocho santuarios de la reserva, cuatro están abiertos al público. El más emblemático es El Rosario, en Michoacán. Para llegar a él es necesario subir más de 2.000 metros de montaña, a pie o a caballo.
Ya dentro de la reserva es posible apreciar cómo las mariposas se posan en cedros y pinos. Para verlas se recomienda viajar entre noviembre y marzo.
7. Árbol de Tule (Oaxaca)
El Árbol de Tule no es un lugar; de hecho, es un ser vivo, y uno muy grande. Este ahuehuete es el árbol con el diámetro de tronco más grande del mundo: unos asombrosos 14,05 metros.
Se calcula que tiene unos 2.000 años de antigüedad, que los hace acreedor del nombre de “árbol de la vida”. En su tronco es posible ver muchas figuras según el ángulo en que se le admire: león, elefante, cocodrilo, ballena, varias personas y hasta pilares.
8. Parque Nacional Lagunas de Montebello (Chiapas)
Las lagunas de Montebello hacen honor a su nombre. Gracias a la protección que ha recibido en los últimos años, hoy se las considera como uno de los lugares más hermosos de México.
Escondidos en medio de las montañas, se encuentran unos lagos que con el pasar de los años se han conectado, tanto en la superficie como de manera subterránea. El resultado es un paseo acuático rodeado por paisajes boscosos muy cerca de las nubes, a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar.
Algunos estudiosos de la naturaleza dicen que hay 50 lagunas; otros que son al menos 59, cada una con su propia historia, color de aguas y hasta especies de flora y fauna. Un lugar que un mexicano enamorado de su país no puede dejar de visitar.
9. Desierto de yeso de Cuatrociénagas (Coahulia)
¿Un desierto con arena tan blanca como las nubes? México lo tiene. El desierto de yeso de Cuatrociénagas consta de 800 hectáreas de sulfato de calcio (principal compuesto del yeso) y silicio. Esta combinación de elementos químicos es similar a la que se encuentra en el fondo oceánico, por lo que se cree que este peculiar desierto era un mar.
El contraste de las montañas en el fondo del paisaje con el cielo azul típico de Coahuila adorna un paseo marcado por la huella del viento en este ecosistema único de México.
10. Museo subacuático de Cancún (Cancún)
Cuando el doctor Jaime González Cano especulaba sobre una nueva manera de explotar el Caribe mexicano, se le ocurrió la brillante idea de hacer un museo bajo el agua. Así nació el MUSA (Museo Subacuático de Arte).
Un fondo marino de 150 metros cuadrados alberga más de cien esculturas hechas con materiales sustentables que envían un mensaje conservacionista. Es una de las principales atracciones ecoturísticas de Cancún; su verdadera razón de ser es reparar los arrecifes de coral dañados en la región.
11. El abismo de las Golondrinas (San Luis de Potosí)
Este abismo natural de más de 500 metros de profundidad no fue descubierto sino hasta 1966 y casi por accidente. Su boca de entrada mide sesenta metros de diámetro.
Sus características lo hacen un lugar perfecto para la espeleología y el rappel, aunque los menos intrépidos pueden apreciar su belleza incluso si se quedan en su entrada.
Curiosamente, en el ecosistema interno del abismo no hay golondrinas. Su nombre lo recibe por los vencejos que allí tienen sus nidos, aves comúnmente confundidas con las golondrinas.
Estos son solamente once de los cientos de lugares que aguardan por ser descubiertos por la mayoría de los mexicanos. Hoy más que nunca es el momento de tomarse un tiempo para disfrutar de un Zacapa 23 y recorrer estos increíbles paraísos mexicanos.